Sobre escritores españoles: Miguel Ángel Contreras

Miguel Ángel Contreras es una poeta y ensayista español (Guadix, Granada, 1968).

Poeta, investigador especializado en literatura del Siglo de Oro y profesor de Lengua y Literatura españolas en enseñanza secundaria.

Ha publicado el ensayo Aproximaciones a la poesía de Gregorio Silvestre (Granada, Universidad, 2002) y el poemario Libro de precisiones (Madrid, Bartleby Editores, 2012).

Su poesía ha sido recogida en diversas antologías de poesía actual, entre las que destacan: La poesía que llega. Jóvenes poetas españoles (Madrid, Huerga y Fierro, 1998); Antología del beso. Poesía última española (Málaga, Mitad Doble, 2009); Ida y vuelta. Antología poética sobre el viaje (Granada, Fin de Viaje, 2011); En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis (Madrid, Bartleby, 2014) y Todo es poesía en Granada. Panorama poético (2000-2015) (Granada, Esdrújula, 2015). Sus poemas han sido traducidos al inglés, griego, rumano, italiano y portugués.

Colabora habitualmente con poemas y crítica literaria en revistas especializadas como Bulletin Hispanique, República de las Letras, Paraíso, Hache, Robador de Europa, Paradigma o Letra Clara. Es Sátrapa Trascendente del Institutum Pataphysicum Granatensis desde 2014.

Te ofrecemos leer algunos poemas del libro escrito por Miguel Ángel Contreras y titulado “Libro de precisiones” (Madrid, Editorial Bartleby, 2012).

(XV)

[HE VISTO PERDIDA EN EL DESIERTO]

 

He visto perdida en el desierto

a una de esas míticas cariátides

que sobre su cabeza soportan

la pesada carga de una condena:

vaivén, presión y soledad…

Una de esas mujeres anónimas

que bajo la complicidad de la noche

me ha revelado que se llama igual

que la diosa protectora de su ciudad

y casi de forma idéntica a la ciudad misma.

 

(XX)

PARA UNA DIOSA SEDENTE

 

Llevas aguardando dos milenios

a que te saquen sedente,

esperando impertérrita el rescate

de ese subsuelo de escombros

que fue Akki en la antigüedad.

Y ahora que a la luz te descubren

te encuentras en manos de un absurdo

que toca tu mármol asustado

para lanzarte de nuevo al soterramiento,

recubierta por un plástico esta vez

y sellado todo en lacre de hormigón.

El desierto es el subsuelo de escombros

donde sigues esperando un rescate

sentada sobre un tiempo que no existe.

(XXIX)

EL PEQUEÑO COSMOS DEL HOMBRE

 

Vuelvo hacia adentro, donde siempre he estado,

donde está todo y nada es concreto; donde somos

los mismos. Vengo a los paisajes fractales del subsuelo,

a rincones sumergidos que se esconden tras paredes

de vísceras y entrañas. Cruzo por arterias del más frío

y oscuro anonimato: reconozco a un niño que me mira

asustado y a un adolescente arrogante que me increpa,

y quizás a ese viejo profesor. Las arterias lo son todo,

lo cruzan todo: los cuerpos, las ciudades…  Siempre están

en todas partes. Y me apoyo –al sumergirme– en el osario

que aguanta y da firmeza a mis insomnios.

 

(XL)

Declaración de principios

 

De la piedra he podido aprender

que el corazón manda. Luego,

escrutando nuevamente en sus poros

supe que alguna vez tuvo grabada

una inscripción que decía: mi destino

es mi origen. Pero el camino y los años

me han mostrado que no hay destino

que no se venza con el desprecio.

Y aunque confieso que también

compré los barcos hundidos,

no dejo de sentir cada mañana

que lo mejor siempre está por llegar.

 

Daca v-a placut acest articol, alaturati-va, cu un Like, comunitatii de cititori de pe pagina noastra de Facebook.

fb-share-icon0

Lasa un comentariu